En más de una ocasión habrás oído habla de la energía reactiva, o en el
peor de los casos, has tenido que hacer frente a los costos que esta energía
provoca en tu factura eléctrica. No queremos entrar en explicaciones demasiado técnicas.
A diferencia de la energía activa que se transforma
íntegramente en trabajo o en calor y se mide en kWh, la energía
reactiva:
✓ No se consume ni sirve para calentar.
✓ Se mide en kVArh (kilo voltio-amperio reactivo hora). ✓ Se asocia a todos los aparatos que para su funcionamiento precisen de una bobina (es decir aquellos que funcionan con motores o transformadores) alimentados en corriente alterna).
✓ Se mide en kVArh (kilo voltio-amperio reactivo hora). ✓ Se asocia a todos los aparatos que para su funcionamiento precisen de una bobina (es decir aquellos que funcionan con motores o transformadores) alimentados en corriente alterna).
Este tipo de energía se produce en equipos que necesitan de una bobina para
funcionar, bombas de presión, ascensores, maquinaria industrial, fluorescentes,
lámparas de bajo consumo...
Pero, si la reactiva no es una energía que consumamos, ¿Porque nos la
cobran? y ¿porque nos la cobran tan cara?
Bien, digamos que la energía que solicitamos y por lo tanto nos cobran va
en función de la potencia en kW de nuestros equipos, luego por el efecto de las
bobinas de estos no aprovechamos toda esa energía que pedimos y que la red nos
proporciona.
Aunque no la consumimos sí que la demandamos y además es una energía que
provoca un aumento en las inversiones que han de realizar las compañías
distribuidoras, en equipos de generación, líneas de distribución con una mayor
capacidad y en los equipos para transportar y transformar este tipo de energía,
todos estos aumentos de costos, las compañías, lo trasladan al usuario a través
de la factura, en la forma de penalización
por energía reactiva, es decir, es una energía que pagamos cuando la demandamos
y que al no usarla, nos la vuelven a cobrar, pero esta vez, al doble de su
valor.
Podemos llegar a la conclusión de que la energía reactiva, es una energía que
circula por la red sin generar ningún provecho.
Esta penalización se realiza cuando la cantidad de la energía reactiva pasa
de determinados parámetros, en este momento, podemos hablar de tres tipos de energía,
por un lado la energía aparente, que es el total de la energía que le
demandamos a la red, la energía activa, que es la que transformamos en trabajo,
calor…, y la energía reactiva, que como hemos visto no nos es de ninguna
utilidad, mas allá de engrosar nuestras facturas.
Podríamos realizar una analogía con una jarra de
cerveza.
En esta jarra, nos cobran por llenarnos el total de su capacidad de cerveza, porque es lo que pedimos al camarero, pero la espuma no nos la bebemos, no nos refresca y no nos aporta nada en el sabor o frescor de la cerveza.
Pues ahora, pensemos que además como no podemos procesar esta espuma el camarero calcula su altura y si sobrepasa el 5% del total del volumen de la jarra, nos penaliza con un sobrecoste de la jarra de cerveza.
Pues de una forma analoga funciona la energía reactiva y como las compañías de distribución electrica nos trasladan a nosotros los costos derivados de dicha energía.
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